sábado, 12 de diciembre de 2009

Puto, maldito, perverso.


De pronto, cuando escuchas que te está diciendo “idiota”, “egoísta” y “tarado”; no te lo tomas en serio y amilanas tu enojo respondiendo con frases frescas y descaradas; sintiendo el morbo y la satisfacción que solo puede hacerte sentir el hecho de enfurecer a alguien con indiferencia.
De pronto, inventas razones que justifican muy bien tu comportamiento huraño, pero que rasgan tajantemente tu sinceridad en dos y alimentan tu innata capacidad para mentir.
De pronto, te importa más el que opinará el mundo exterior acerca de tus problemas interiores, y fuerzas tus argumentos a ser falsos solo por quedar bien.
De pronto, finges opinar algo que no opinas, gustar de algo que no te gusta, reír de algo q no te da risa y creerte el más osado del mundo por saber dominar las situaciones a costa de manipulación y cursilerías.
De pronto sientes tanta rabia de ti mismo, tanta envidia de lo común y corriente, tantas ganas de mentir para ser un poquito más normal; que te alienas, te mutas, te transformas.
Es entonces donde sale a flote la bestia malévola que eres, el animal rastrero que se oculta bajo tu cara inocente y la máquina de odio que manipula tus acciones.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...